Antonio Zarate Gijón traduce en su trabajo el gesto como expresión del alma, intervención y arremetida, vigor y espontaneidad, cuya mirada antropológica se traduce en la contemplación de su nostalgia.
La velocidad del dibujo en el momento de captar de súbito el instante, el detrimento de las cosas en oposición a lo inalterable, se mantienen y se repiten, porque son inherentes a la naturaleza humana. Lo otro es un artificio.
Memoria interna de la naturaleza el rostro es el paisaje.
La hipocresía como máscara antagónica que habla de un recorrido humano en torno al gesto. Su recorrido.
La reiteración-repetición de la pincelada son verdaderos caligramas donde descubre una humanidad intrínseca, que nos hace envejecernos con riqueza espiritual, con respeto hacia el otro.
Arnoldo Carvajal Letelier Mayo 2008
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